Mi Abuelo

En esa casa,

guardo parte de los recuerdos,

de mi infancia;

donde yo crecí,

con ese olor especial,

de una única fragancia;

donde pasé,

muchas noches de instancia.

Estuve,

horas muertas a su lado;

escuchando las historias,

que él me iba contando;

señalando juntos con el dedo,

en un mapamundi...

donde nos encontrábamos;

durmiéndome,

acurrucada entre sus brazos;

concediéndome,

todos aquellos caprichos,

que yo iba deseando.

Aprendí,

gran parte con él,

de los conocimientos que tengo;

cuando temía a la oscuridad,

él ahuyentaba mi miedo;

estuvo,

cuando aprendí a andar,

y en esas primeras palabras,

que yo iba diciendo;

mi abuelo fue,

gran parte de esa etapa,

que aún sigo manteniendo.

Él no sabía castigarme,

ni juzgar mis arrebatos;

siempre justificaba,

todos y cada uno,

de mis propios actos;

fue como un abrigo,

que me cubría con su calor;

era como un segundo padre,

aportándome todo su amor.

A escondidas,

me daba los consejos,

que siempre guardaré en mi corazón;

siempre guardaba en su mesita,

aquellas fotografías,

en las que salía yo.

Le dolía mis lagrimas,

pero sacaba fuerzas,

para poder animarme;

y en cada victoria,

sabía como alzarme.

Por eso,

hoy mi alma se encuentra,

con sentimientos contradictorios;

recuerdo aquellos momentos,

pero también los lloro;

siento que dejé de ser pequeña,

cuando tuve que decirle adiós;

nadie supo compensarme,

todo lo que él me aportó,

Cuando veo esa casa,

sangra esa espina que tengo,

desarma mi coraza,

y me inunda por dentro;

siento que llueve en las calles,

de cada uno de mis “te quiero”;

me vuelvo vulnerable,

le busco en mi silencio.

Abuelo,

fuiste mi pasado,

pero también mi futuro;

me entregaste tus raíces,

y todo mi mundo;

siempre seguirás siendo mi ángel,

aunque ya no te vea;

desde ese día que te perdí,

te sigo teniendo cerca;

gracias por haber existido,

siempre tendrás mi vida entera.

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