Tenemos la costumbre,
de quedarnos sólo con
lo malo;
después de acabar una
relación,
con alguien que nos ha
importado.
Caemos siempre en la
idea,
de que dimos de más;
en que no ha merecido la
pena,
al ver,
como ha llegado ha
acabar.
Me pregunto,
si todo se puede medir
en una balanza;
cuando tiene más peso,
nuestros momentos,
cada una de nuestras
risas,
incluso nuestras
palabras.
Por eso,
hoy sólo te quiero
pedir,
que te quedes con eso;
con que aún deseo verte
feliz,
a pesar,
de nuestro último
desencuentro;
con que siempre formarás
parte de mi,
y del baúl de mis
recuerdos;
con que nunca podré
olvidar,
que estuviste en mis
buenos,
y malos momentos.
Me pudo el dolor,
porque realmente te
quise;
pero nunca tuve el
valor,
de un día poder
decirte:
“ que no te guardo
rencor,
aunque te fuiste;
solo deseo que puedas
volar,
tan alto,
como siempre quisiste”.
Desearía que te
quedarás con eso,
y no en nuestros
errores,
ni en quién dio más;
espero que un día te
salude,
y no te des la vuelta al
pasar;
porque no fuimos
conocidos,
fuimos mucho más;
fuimos abrazos y cariño,
también amistad;
fuimos promesas y
confidencias,
incluso fidelidad;
fuimos apuestas y apoyo,
cuando nos intentábamos
superar;
fuimos citas alocadas,
momentos imposibles de
borrar.
Por eso,
quédate con todo eso,
no te quedes con nada
más;
vive y sé feliz,
aunque no volvamos a
quedar;
sigue luchando por tus
sueños,
que nada te haga mirar
atrás;
y si deseas volver,
aquí estaré,
para darte otra
oportunidad;
aunque sea muy difícil,
que todo siga siendo
igual;
almenos nos quedará la
opción,
de hablar las cosas,
y volver a comenzar.