Siempre he creído,
que por alguna razón,
nos hemos conocido;
como dos destellos de
luz,
que hasta en un
infinito,
habrían coincidido;
ya fuera por
complicidad,
o porque formaba,
parte de nuestros
destinos.
Empezábamos,
como dos extrañas,
que se intercambiaron
sus propios zapatos;
para ponerse cada una,
en la piel de la otra,
tendiéndose previamente
sus manos.
Iniciamos los escritos,
de nuestro propio libro;
donde anotábamos,
todo lo que nos hemos
querido;
esos momentos en que
hemos discutido,
y las veces que
mutuamente,
nos hemos defendido;
acumulando los
instantes en que juntas,
hemos llorado,
y hemos reído.
Ambas,
somos un par de razones,
que definen la amistad;
un par de brazos,
que siempre se van a
buscar;
un par de almas,
que siempre se van a
complementar;
un par de huellas,
que dejan marcados cada
lugar;
así somos…
un único par.
Sabemos,
que a pesar de nuestras
diferencias,
somos tal para cual;
porque sólo con
mirarnos,
y con cada gesto,
nos contamos nuestra
verdad;
como si tuviéramos,
nuestro propio
lenguaje...
un código especial.
Sé que nunca,
me podrás defraudar;
porque nos decimos,
las cosas a la cara,
y nos defendemos por
detrás;
como lo hacen dos
amigas,
que se saben respetar;
como si fuéramos
hermanas,
aunque la sangre no sea
igual.
Sé de corazón,
que siempre contaré
contigo,
porque así lo sentí al
conocerte;
aunque hubiera
distancia,
siempre seguías estando
presente;
sacándome una sonrisa,
o con escucharme
simplemente.
Me gusta ir contigo,
porque siempre soy yo;
en todos mis estados,
sin fingir,
lo que pienso en mi
interior;
me haces ser libre,
para comentar cada
opinión;
aunque hayan enfados,
nos tenemos mucho cariño las dos.
Quiero que sepas,
que no cambiaría nada,
de tu forma de ser;
incluso tus defectos,
te hacen única,
y fácil de entender;
a pesar de las
circunstancias,
ten en mente,
que nunca me vas a
perder.