Traza,
ligeramente en un papel,
las curvas de esa
figura;
le añadió el pelo
largo,
unos bellos senos,
una gran hermosura.
Aquel dibujo,
debía de ser,
su tímido reflejo;
a pesar de todo,
ella seguía teniendo,
ese mismo cuerpo.
Lo expuso,
delante de aquellas
personas,
que siempre estuvieron a
su lado;
les aseguró,
que ese dibujo era ella,
que poco ha cambiado;
el silencio la invadía,
pero algo en su
interior,
continuaba gritando:
“ siempre vas a ser
esa mujer,
nunca dejes de valorarlo”.
En la oscuridad,
de su habitación,
se iba desnudando;
tocaba con delicadeza,
lo que ese duro
tratamiento,
le fue arrebatando;
mientras una lagrima
inundaba,
todo a su alrededor;
“ aún sigo viva”,
se dice a si misma,
cuando recuerda por lo
que pasó.
Ella ya no es,
esa fragilidad,
que tantas veces se
rompía;
ahora es la fuerza,
y sobretodo la valentía;
ya no cree en el miedo,
solo cree en la vida;
esa que al mirar a los
suyos,
se convierte en poesía.
Con un pañuelo rosa,
está adornando su corto
cabello;
para ella es el símbolo,
que le dio la energía,
en su duro proceso;
ahora es ella,
quién sabe dar los
mejores consejos;
una dura superviviente,
de aquel cruel
sufrimiento.
Otra luchadora,
que solo merece un
reconocimiento,
el de no consentir,
que en aquellos días,
se le parara el tiempo.
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