Nacieron,
siendo tan solo dos
gotas de agua;
y crecieron,
hasta que se formaron,
en dos mares de agua
salada.
Se distinguían,
por la fuerza que
empleaban,
y por su color;
eran diferentes en su
forma,
pero dos fieras
salvajes,
que se atraen en un
mismo corazón.
Se reparten,
sus feroces olas y el
aire de su cielo,
en cada zona donde se
extienden;
son aparentemente
libres,
pero comparten sus
cuerpos,
con cada uno de sus
seres.
Cuando sale la luna,
comparten sus secretos;
bastantes confidencias,
también sus silencios;
se abrazan a escondidas,
formando la corriente de
sus cuerpos;
para fundirse en uno,
como un día,
hizo nuestro universo.
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